Chancay está ubicado a una hora aproximadamente, al sur de Huacho. Allí se encuentra uno de los lugares más representativos y muy atractivo para hacer turismo cerca de Lima: El Castillo de Chancay.


Su infraestructura es de aproximadamente 15 mil metros cuadrados con servicio de alojamiento, zona de campamento, restaurantes, piscinas, hermosos miradores con vista al mar y shows musicales todos los fines de semana de verano.

Un vistazo al pasado



El Castillo de Chancay forma parte de varias generaciones, de una familia que guarda en su círculo la historia, cultura y mucho romanticismo.

Su camino empedrado nos conduce a sus rincones rodeados de un verdoso jardín. El castillo de la familia Boggie, como se conoció, fue construida en lo alto del acantilado de Chancay en 1924 por encargo de Consuelo Amat y León Rolando, ilustre limeña que nació en 1896, ella es el punto de inicio del majestuoso e impresionante Castillo de Chancay.



Duró 10 largos años de 1924 a 1935, el estilo que presenta es el medieval de influencia castellana. Consuelo fue biznieta de un virrey, uno de los más educados, Manuel Amat y Juniet. A este virrey se le relaciona con la primera artista peruana Micaela Villegas, la famosa “Perricholi”. Consuelo fue una dama de gran sensibilidad artística desde pequeña, todos sus recuerdos de amor y vivencias lo plasmó en 400 poemas escritos publicados en dos tomos. Uno de ellos llamado “Sandalo” dedicado a su madre y el libro de poemas “Hojas” dedicado a la memoria de su amado esposo, el ilustre italiano don Rómulo Boggio, con quien se casó a la edad de 19 años.

Asimismo, en memoria de su esposo, construyó el castillo después de un viaje que hizo a Europa. Lo diseñó al estilo barroco. El rostro del león se encuentra en todas partes y es que representa el apellido de la ilustre señora. Ella misma dibujó los planos arquitectónicos del lugar y ella misma supervisó la obra.

Doña Libia Boggio Amat y León, una de las hijas de doña Consuelo, se casó con el coronel Juan Francisco Barreto Saavedra, ella heredó la sensibilidad artística de su madre. Y uno de sus hijos don Juan Winston Barreto Boggio decidió continuar con esta hermosa obra arquitectónica.

Dentro de los años 60 al 90, el lugar estuvo en completo abandono y es en los 90 que iba a ser vendido a los jesuitas para convertirlo en un monasterio, sin embargo Juan Winston Barreto Boggie, el nieto de doña Consuelo comenzó con su reconstrucción.